Hotel céntrico y cómodo, cercano al puente romano, en la plaza del pueblo, junto al Ayuntamiento. En la trasera hay un parking grande pero es de pago hasta el sábado al mediodía, aunque hay zonas cercanas para aparcar gratuitamente.
El personal de recepción es agradable.
La habitación muy amplia y decorada con gusto, parece renovada, un baño grande con ducha y bañera gigante.
Las almohadas son cómodas y la cama grande pero en el centro había cómo una diferencia de altura, es posible que lo formaran 2 colchones de diferente grosor o 2 somieres con el ajuste de las patas diferentes.
También dispone de un sofá que se convierte en cama.
Las persianas tienen tecla de subida y bajada automática. Tv grande con muchos canales.
En el baño, en la zona de espejos hay poca iluminación y es escasa para maquillarse o ver con nitidez la cara....
El desayuno variado con fruta, yogures, cafés e infusiones, zumo y bollería industrial pero sabroso y embutido. No hay huevos, ni bacon ni similar, pero está bien y es suficiente para salir desayunado del hotel.
Si vuelvo por la zona repetiré.
El hotel dispone de bar y restaurante, que tiene buena pinta, con terraza, y se ve frecuentado por los lugareños.