Es una zona híper peligrosa, llena de prostitutas, travestis y malandros. El hotel dentro tiene gente indeseable como huéspedes, de mal hablar, de gritar y poner música en las habitaciones, a todo volumen a las 6:30 am, en cuanto a las recepcionistas son muy decentes y muy atentas.
El WC tenía rota la manilla de bajarla rota y remendada, tuve que rearmarla. El jabón que ponen en la habitación es mínimo, tamaño micro y de la más baja calidad; las toallas de baño igualmente de las peores.
Lo único rescatable de este establecimiento son las recepcionistas, muy atentas, dedicadas y amables.