Hotel muy bien situado, en pleno casco histórico de Trujillo, ubicado en un palacete construido en piedra. El interior está reformado con muy buen gusto, empleando materiales nobles (piedra, madera y hierro forjado). Tiene patio interior muy agradable acondicionado como restaurante. Desayuno variado y abundante, con diversidad de productos locales. Servicio atento y agradable. Sin duda, muy buena relación calidad-precio.