Al llegar al hotel hubo q dejar el coche en un parking regulado por pago por horas, que nos obligaba a estar pendientes de pagar cada 3 o 4 horas, lo que nos impidió disfrutar de lo que se hacía en casa momento. El hotel tenía plaza de parking, pero decía que no hacían reserva. Cada día tenías que preguntar por si algún cliente se iba y dejaba una plaza, en ese momento, pero ya había alguien que llegando al hotel en ese mismo momento, estaba esperando en recepción para ocuparla... Al darnos habitación en la última planta, a veces no llegaba el agua caliente, otras veces no había presión del agua fría y no salía agua ni del lavabo ni de la ducha... El buffet muy muy escaso. De hecho, había una mesa del buffet, que estaba sin usar, y otra se usaba a medias o, si estaba completa, era porque se repetían las mismas bandejas de comida. La piscina tenía agua templada, por lo que se agradecía, sobre todo por las tardes. Los camareros del buffet muy serviciales.